martes, septiembre 28

Unos Amores


Desesperadamente se abalanzo a sus brazos, buscaba sus labios como falta de aire, sedienta de su ser, simplemente hambrienta tratando de saciar su vacío con el silencio que poco a poco desaparecía mientras sus labios se tocaban.

Él sentado más allá, alejado de la escena pero expectante de ella sentía como todo su mundo caía, se destruía, mil veces esta sensación lo había abordado, mil veces se prometió no sentirla más, mil veces logro soportar la caída de los ladrillos de su pecho, mil veces logro verla a ella como lo mejor para si mismo, pero no como el aire que se necesita para vivir, aún así ante esta jugada tan miserable del destino, todas las palabras se hicieron sordas, todos y cada uno de sus juegos mentales caían como entramados destrozados por el viento, todo simplemente se pudría, perecía, y él yacía muerto en la silla, ya no sentía de tanto dolor, de tanta rabia, impotencia y desesperación, solo en sombras quedo pero su mirada no desaparecía, no caía y una sonrisa lentamente empezaba a acompañar su rostro para demostrar las supuesta felicidad que nace al ver un ser amado, amar