miércoles, marzo 30

Rehusar, Evadir y Volver


Te miro, te siento
Me alejo
Rehúso y vuelvo
Camino a destiempo
Te busco y me quejo

Son tres ventanas las alumbradas
Tres luces cálidas las de hoy
Tres luces calmas que se apagan
Tres ventanas, todas conmocionadas

Todas las señales perdidas
A través del verbo esperadas
A través de eso que llamas piel
Todas han sido expelidas

Te miro, te siento
Me alejo
Rehúso y vuelvo
Me escapo en tu aliento
Me detengo, sigo cayendo

Palabras baratas sobre la pizarra
Escritas con letras de tierra
Tierras desconocidas en mar
Generando amores de terraza

Adán hijo de barro
No espero que tus tranquilas manos
De tierras de acogidas
Hayan pasado por soledades ajenas
A la voluptuosa pérdida
El cariño flores de vinos
Aroma de jardín
casa del edén, tierra santa
Pecados de alusiones claras sobre estas
Alusiones sobre su tierra
Alusiones de la tierra

Mano fulgurante de valores claros
Silencios tranquilos de apoyo
El miedo estupores baratos
Ojos perdidos tras esos cómo

Te miro, te siento
Me alejo
Rehúso y vuelvo
Barro corazones vagos
Esperanza de soles, claro




viernes, marzo 25

Punto Seguido 1

No sabía su nombre y no quería saberlo, buscaba perdidos y no dejaba de caminar, veía su rostro en cada nube y todos los cielos que la acompañaban. Tenía el descaro de gritar ese nombre ausente, vagamente perdido entre búsquedas, basto de dudas y vacío de pasos, las zapatillas gastadas tenían el brillo de los zapatos exitosos, esa chaqueta con olor a noche, no olía mejor que el traje de glorias que llevan los guerreros innecesarios, luces en la corona, todo el basto vacío iluminado con la canción de ese nombre, ojala mordido en la lengua, ojala cayado, pero pese a todo los intentos graciosos de búsqueda, el nombre permanecía ignorado, bailaba en la sombra de su registro vocal, en las danzas maravillosas que sus brazos/ramas llenas de hojas secas hacían cuando navegaban el viento, delante, sometiendo su mirada y la de los demás, bañando con su aroma todas las demás hojas, dejándolas secas de conocimiento, nombrándolas y escondiendo su nombre entre los demás. Perdidas pistas entre sonambulismos, andares perdidos, perdido el encontrado, encontrando su nombre, todas los posibles fueron gritados, todas las hojas fueron llevadas y escondidas a los ojos, como por placer crepuscular, el nombre de luna, las estrellas anheladas, fue dicho y cayo el cielo, giraron descontroladas todos los suelos, se hizo viento, se formo polvo y murió el perdido, dándole paso al "dejar de ignorar".....esas letras sagradas se fueron sucediendo, anhelando a medida que se formaba un baile.

sábado, marzo 19

Te voy a contar un cuento

Hey Tu! La chica de ojos cielo piadoso y sonrisa de mujer fatal, te voy a contar un cuento.

Tratábase de un chico azul que buscaba y no encontraba, que esperaba y nada ni nadie le llegaba, que creía en mentiras y rehuía de las verdades que sus ojos negados por las aves no veían y menos el intento de hacerlo, hacían. Este chico azul del que te relato de cuando en cuando se enamoraba, de vez en vez, ciego como estaba, se dejaba llevar por un ritmo, por un aroma a flores con lluvia que le llegaba a sus narices y golpeaba su frente, persistente como lo es la esencia de mujer, se le clavaba entre ceja y ceja, y perecía por días, dándole forma, tratando torpemente de hacerlo, de entender a ese ser que lo rodeaba , lo tenía encerrado bajo 5 llaves, dueña de los sentidos del chico azul. Y él sin saber lo que hacía, dudaba, torpe como todo hombre se preguntaba sobre el pie derecho, sobre la mano izquierda, sobre el pelo y todas las dinámicas que estos hacían, se embriagaba con cada gota del perfume amor que ahogado ya lo tenía, y como burro solo rebuznaba, tonto, tonto, tonto este chico que todo temía, todo preguntaba.

Un mal día (porqué buenos parece que no podía ver) salio a buscar otra vez, se sentó en un local nocturno donde la vida toma precio a cada minuto, donde la vida sabe a cualquier sabor y toma el antojado por el vaso, miles son las opciones para esos lugares, y sentado sobre soles, lleno de lunas y amargado entre la duda y el quehacer, vio una chica ojos cielo piadoso, sonrisa de mujer fatal y le contó un cuento sobre un chico azul.

jueves, marzo 17

Oh! Soles faltos


Oh! camino mío
Gran gastado rojo
Esperanza de soles acalorados
De colores separado

Tardía vista nunca alcanzada
El sol su camino de esperanza
La luna una espera llena de daños

Oh! sol mío
Buscando y perdido
Encontrando el cielo
Encontrando el silencio
Encontrando el no buscado

Llenas las esperanzas remordidas
El color piel alcanzando sus piernas
Un silencio más en espera
De ese cielo oscurecido
Ya alejado de mis tierras
Ya desarraigado de lo que se llama conciencia

De la luna ya vacío
En esperanza canta cada pura palabra
Alabando esa luz efímera reflejo lunar
Espejos rotos, trizados trozos de tu sol mio

miércoles, marzo 2

Sabor de Invierno a esos Cuentos

El sabor amargo del ultimo gajo de naranja, ese olor que queda en las manos que sientes con todo tu cuerpo y se confunde con el perfume de tus pensamientos, sabor a verano en pleno invierno, las frutas de temporada quizás en desacuerdo con su sabor a alegría, pero puede ser que la naturaleza lo haya decidió así un poco de frescura, de acidez para los días de frío antes de la primavera dando así una bienvenida al año floral, claro con algo de amargura al final.

Las mismas canciones suenan en la radio desde que la encendí en marzo y la deje de esa forma hasta hoy para llenar con un poco de vida las cuatros paredes vacías en las que me encuentro, creo que es agosto como el 17, el cielo tiene pinta de miércoles así que pasa la basura, en verdad tengo poca basura en el tiesto la mayoría la llevo dentro o adornando mis cosas, no estoy seguro de la hora en que se me descargo el celular, hace como un día creo que ocurrió y no se me ha dado el tiempo de cargarlo. Suena el timbre, es la Cami, que me viene a buscar para comprar unas cosas y comer unas verduras pocas escuchando algo como rock. La verdad es que hace días que no llueve pero sigo con la idea de lluvia en las calles, en la puerta del edificio, en la del trabajo al que no voy hace un mes, lluvia en todas partes limpiando las calles, aunque por lo que me dice la Cami es un día gris, nublado con olor a sueño y estufa, yo prefiero que llueva, que se haga un mar en esta ciudad y vea tranquilidad a mi alrededor, el sueño de nadar calles, plazas, parques y viviendas y no dejar que nada se interponga en mi camino, yo interponerme en el camino de los demás, pero al fin es otro delirio que viene y se va como la misma lluvia o estos días grises. Llegando a la tienda nos saluda la señora de todos los días, debe de ser religiosa o algo, siempre esta ahí viendo a la gente, estudiándola, quizás formulando conclusiones acerca de la vida de los visitantes del pequeño minimarket, armando cortometrajes en base al numero de panes que compran, el tipo de fruta que escogen y las bebidas que toman, calculando los sueños de los demás de la misma forma que yo calculo y trato de averiguar los míos, me gustaría encontrar el sitio web donde están escritos mis sueños, los de la Cami, los de los demás ese sitio donde se guarda la información de cada cosa que pasa por nuestro ojos, donde esta una imagen de cada pensamiento errático que concebimos, me gustaría encontrarlo de verdad, pero en esta bolsa solo hay un par de lechugas y unos tantos limones.

Cuando salí por la puerta de la casa de mi amiga sentí un frío ajeno, el que ella tenia, se me había pegado y con la música que llevaba creo que aumento, muchas voces, muchos ruidos, 2 perros callejeros, 3 escolares callejeros, 4 oficinistas callejeros, no me dejaban transitar tranquilo, tome un bus o 2, iban llenos, llenos de gente que llevaba horas en ellos, días, años ya tenían un hogar en estas maquinas y vivían tranquilos, tranquilos con el mismo miedo hacía los demás que sentían en sus casas, ese terror periódico los centraba y les daba el alivio de temer siempre, apoyados contra los vidrios, como buscando algo en ellos, eran la almohada de muchos, quizás más sueños tenían en estos asientos que en sus propias camas, claro volver al hogar algunas veces se volvía tedioso y entre los reproches de la vida estática encerrada y los reproches del bus eran mejores estos, tenían movimiento, así que a soñar se dedicaban muchas de estas personas, reflejadas en las ventanas, me reflejaba yo y me veía como los juzgaba como la señora de minimarket sacando las conclusiones apresuradas del viaje a cada uno, haciendo que vivieran la vida que yo quisiera para ellos. Lleno de ilusiones sobre estas personas vi unas flores rojas, eran rozas creo, acompañadas de un de los personajes del bus, tenia la mirada perdida en sus zapatos, parecía que tratara de repetir con sus ojos las vueltas que dieron sus cordones, los pasos que llevaban sus zuelas, como tratando de evitar esos pasos, me dio por creer que había errado con esas flores, que lo habían decapitado con una negación, con unos ojos seguros de independencia, con una sonrisa perdonable como tantas veces ya había pasado en la historia de estos hombres, pero quizás la historia que traía en sus espaldas podía bien ser una graduación, un funeral, un amigo en el hospital, no sé mil cosas podían ser las indicadas menos mis creencias, tan errado he estado de la realidad que aventurar en vidas ajenas ya se me ha hecho un delirio de grandeza, como cuando uno pierde y quiere seguir perdiendo para que ganen otros, para que gane la persona que uno quiere ver sonreír con esos juegos, juegos como luces, luces como ojos, fuego, fuego todo terminaba en un semáforo en rojo, en una cara, un recuerdo, otra historia, otro cuento ajeno a al mio que no quiero contar, que me tiene encerrad desde marzo siendo el invierno con unos gajos de naranja para decir: "este es el sabor de la vida, dulce al principio, amargo al final"