sábado, mayo 7

Transmutación

Entre cuatro paredes se encontraban, ahogados, ambos con sus espaldas hechas una, la tierra ya estaba seca, quemada, muerta, habían quedado en el borde de los silencios y sombras, después de haberse paseado con la orquesta de alegrías nocturnas, que inundada había dejado la cuadra, las calles, la ciudad entera que navegó por ella y ahora la luz naciente del sol de jueves, expectante se asomaba a la ventana y contemplaba la tierna escena que ahora empezaba a desaparecer, solo era apariencia, una primera escena, una mentira hecha fotografía, pues solo era uno de esos amores cuya mecha se enciende solo por una noche, durante la velada de copas y pecados, de gritos de histeria y "algo más". Ese olor a "algo más" estaba pegado en las murallas y ahora caía, se escurría a través de la luz dirigiéndose a la cocina en busca de un café, una aspirina, una pastilla para los amores y una despedida, pero el olor no se quería despegar de la cama porque temía, temblaba de terror, con miedo a que el fuego encendido que más de 3 días no debía de durar, permaneciera encendido, tenia ganas de eternizarse, su nombre se había fundido en su pecho, se había hecho 1 con él y si abandonaba la cama sus piernas se harían polvo y tristemente caería. Ya había pasado por ello y no tenia ni las ganas ni la fuerza para repetirlo, se reiteraba de sol a sol no abandonar su camino que había marcado todas las noches con la orquesta intransigente que toca sus pocas desgastadas piezas, algunas perfectas y otras simplemente ambientales, que perturbaban sus pasos y su noche. Algunas de estas canciones pasaban y se lograban olvidar con el café y el agua fría de una ducha, inundando el olor de cuerpo y devolviendo la facie a su historia diaria, su ritmo de sonrisas y buenos días, dejando lo de la noche para la noche, lo del baile entre bailes y lo que es de las copas, bueno que pasen un poco la puerta del día para que se acomoden junto al sol.

Y quedaron vestidos de azul al verse, al abrir sus ojos y sentir el olor a caramelo de las alegrías que ahora inundaban sus rostros, que ahora los hacían estremecerse y cuando decidieron juntarse, cuando la mano de él avanzo temerosa de sufrir a tocar su cara se dio cuenta que era de papel, si, ella se había vuelto una hoja por la impresión del amor y el nombre de él y las situaciones que su alma quería ver se empezaron a escribir por su cuerpo, se formaban poco a poco palabras de amor, de regaño, de rutinas, un "buenos días mi amor hace hambre", un "responde vida mía donde te estabas escondiendo", un "mi vida tu eres el lápiz de este cuerpo me estas gastando las hojas de la vida pero feliz porque siempre había esperado tus trazos", un "porque huyes, no te alejes, suelta ese encendedor".

Incendio, una departamento barato del centro en llamas, unas azules, otras amarillas, una que otra llama verde de esperanza, un camino, un auto y nada en la mente pues el miedo era fácil de quemar cuando se convierte en papel y porque algunas letras no le ganan al miedo de comenzar con algo que ya había salido mal una vez y que no tenia ninguna razón para no repetirse. La orquesta de la noche toco una canción de papel y la esperanza lo hizo realidad aunque el miedo lo quemara al final.

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